Mi
viaje a Haití
Caracas
– Santo Domingo – Puerto Príncipe
Durante mi estancia en
Caracas, Haití conoció, después de años y
años de guerra civil, un periodo tranquilo. Por eso, decidí viajar a ese país
(antigua colonia española y luego francesa hasta el año 1804). Estaba enterado de
Haití gracias a Eduardo, un amigo francés, director de la AFP (Agencia Francia
Prensa) para la región del Caribe.
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El Caribe |
Eduardo me ayudó a preparar mi
viaje. Me dijo que había dos posibilidades para ir a Haití, por mar o por aire, pero no por tierra.
En Caracas, yo tenia relaciones
amistosas con una familia : Dominique, Marc y sus tres hijos. En esta época,
Marc trabajaba para una oposición de matemáticas. Dominique me preguntó que si podía acompañarme con su hija, Marie, una chica de doce años que yo tenia en
clase.
De acuerdo. Vámonos juntos.
El viaje a Puerto Príncipe (Port-au-Prince)
necesitaba un tránsito por Santo Domingo, capital de la Republica Dominicana. Yo llegué primero y acogí al día siguiente a Dominique y a Marie.
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Isla La Española |
Pero, el mismo día, nos enteramos de una
muy mala noticia : En el aeropuerto de Puerto Príncipe, hubo una alerta de bomba de tal manera que todos los vuelos fueron cancelados durante varios días. No fue otra cosa más que una alerta. Pero para nosotros, para nuestro viaje,
era una catástrofe.
¿Qué hacer? ¿Pasar una semana en las
playas de Santo Domingo ? De acuerdo para bañarse y broncear durante un día,
pero, durante una semana, ¡no!
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Foto sin pie |
Eduardo nos había dicho que no era
posible ir a Haití por tierra. ¡Qué importa!
Busqué
una compañía de buses y pregunté si era posible ir a Puerto Príncipe en
autobús. Me contestaron que si, era posible … El día siguiente fuimos a la
salida de un autobús pero el ambiente me pareció peligroso y dijimos que no. Como
padre responsable, no quería correr ningún riesgo para mi “esposa” y mi “hija”.
Regresamos al día siguiente y, esta vez, viajamos hacia Haití.
Llegamos a la frontera a las cinco y
media. Treinta minutos antes de la hora de cierre pero la frontera ya estaba
cerrada. No fue una sorpresa para los pasajeros. Ellos aceptaron de esperar
hasta el día siguiente. Mi esposa, mi hija y yo éramos los únicos turistas.
No había ningún hotel alrededor. Algunos haitianos y dominicanos hablaron a los
aduaneros dominicanos para que ellos nos dejaran pasar la frontera. Aceptaron y
pasamos la frontera a través de un hueco de la alambrera
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Hueco de la alambrera |
Del otro lado, nos esperaban tres
motocicletas conducidas por tres jóvenes. Durante ¿diez? ¿quince, minutos (lo he vivido como una eternidad), hemos
atravesado el “no
man’s land” (tierra de nadie) hasta la ciudad fronteriza de Haití.
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Motocicletas en Haití |
Cada uno de nosotros, Dominique,
Marie y yo, estaba sentado atrás el conductor con una gran maleta rígida tipo Samsonite en
las rodillas. Los tres chicos conducían muy rápidamente sobre una pista de
tierra para impresionarnos y consiguieron impresionarme :
Tenia miedo que Marie se cayera y yo
también. Pero Marie rió y rió como una loca
durante todo el viaje.
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Turista feliz en motocicleta, con Panamá, mochila, sandalias y maleta rígida |
Después de varios kilómetros
peligrosos, llegamos, por fin, al puesto fronterizo aduanero haitiano. ¡Sanos y
salvos!
Hicimos las formalidades sin
problemas. Tomamos, de nuevo, una buseta
de la frontera hasta Puerto Príncipe. A veces, debíamos detenernos para dejar al ejercito hacer un control. Durante una parada, las mujeres del bus se rieron de
un muy joven militar con su metralleta.
Llegamos por la noche, alrededor de
las once, a la capital haitiana. Tengo el recuerdo de las calles con montones y
montones de basura, de porquería. Un pasajero se bajó en una calle, un otro un poco mas
lejos. Finalmente, fuimos los tres últimos pasajeros con el chofer a quien pedí que nos trajera hasta el hotel.
Eduardo nos había reservado habitaciones
en el hotel Oloffson. Es un hotel mítico de estilo neogótico del siglo XIX. He leído que el sigue funcionando tras el terremoto del año 2010.
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El hotel Oloffson |
Cuando
llegamos al hotel, después de la cena, había en el salón una especie de
ceremonia de vudú con el personal del hotel.
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Ceremonia de vudú |
He
viajado muchas veces a varios países. Este día fue un día muy raro.
Nos
quedábamos solamente dos días para visitar un poco Haití.
Al día
siguiente, cuando regresamos de un pueblo cercano (Jacmel) , hicimos quizás treinta
kilómetros en dos o tres horas porque hubo un accidente. Un coche había matado
a un peatón y la población del barrio quería linchar al chofer responsable.
Algunas
fotos de la artesanía haitiana : Pinturas que se venden en la calle, esculturas de hierro, objetos en papel maché …
Ahora,
teníamos que pensar al regreso a Santo Domingo y no queríamos tomar el mismo
camino que usamos para llegar. ¡Basta la motocicleta!
Con
la ayuda de la agencia AFP de Puerto Príncipe, encontramos una avioneta que
alquilamos con dos ejecutivos. Volamos arriba de la frontera que habíamos
pasado tres días antes en motocicleta.
En
el aeropuerto de Santo Domingo, cuando
recuperamos nuestro equipaje, vi el maletín de un ejecutivo con una
rasgadura grande. El hombre no se dio cuenta que el culpable era la
escultura de hierro de Dominique.
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Una rasgadura grande |
Pero hoy, mas de veinte cinco años
después, hay prescripción, ¿no?
PATRICK